Jorge Mañach siempre dejó constancia del gran cariño que sentía por Sagua la Grande, su ciudad natal. La rebautizó como Sagua la Máxima, y en una de sus impagables glosas la describió como “una villa pulcra y luminosa, limpia y clara”. Sin embargo, fue La Habana la ciudad de la cual más escribió, pues fue allí donde residió por más tiempo.